When the pandemic started and my routines were suddenly thrown off, I, like many others, felt adrift in time. Time seemed to stand still at some moments, and then rush by at others. It took me a while to get my bearings. This summer I decided to document the changes happening around me through photography. I took pictures of chalk art with messages of hope, signs in support of Black Lives Matter, and fires in the Catalina Mountains. I also documented the changing of the seasons. Through pictures of nature I was able to remind myself that time was still passing as normal. Mesquite and palo verde trees produced seed pods and cactus fruit ripened and opened. Animals fed on these plants to continue their life cycle. This was concrete evidence that despite everything life goes on, and we will eventually reach the other side of this pandemic.
Cuando comenzó la pandemia y mis rutinas se desviaron repentinamente, yo, como muchos otros, me sentí a la deriva en el tiempo. El tiempo pareció detenerse en algunos momentos y luego pasar rápidamente en otros. Me tomó un tiempo orientarme. Este verano decidí documentar los cambios que ocurrían a mi alrededor a través de la fotografía. Tomé fotografías de arte de tiza con mensajes de esperanza, carteles en apoyo a Black Lives Matter e incendios en las montañas Catalina. También documenté el cambio de estaciones. A través de imágenes de la naturaleza pude recordarme a mí misma que el tiempo todavía pasaba con normalidad. Los árboles de mezquite y palo verde produjeron vainas de semillas y los cactus, frutos maduros y abiertos. Los animales se alimentaron de estas plantas para continuar su ciclo de vida. Esta fue una evidencia concreta de que, a pesar de todo, la vida sigue y eventualmente llegaremos al otro lado de esta pandemia.