The year 2020 and the pandemic and quarantine forced closures which brought everyone’s life to an abrupt halt. One group deeply affected was that of elite athletics, and specifically pre-professional ballet. Pre-pandemic, these children, including my daughter, trained 8 to 10 hours per day. Although the studios were forced to close, the dancers were not able to stop training. Doing so would have been throwing away literally a lifetime of training and dreams. Zoom became an unhappy stop gap that gave them some measure of training and normalcy back. However, space was a challenge. Her best case scenario was our very tiny apartment balcony. Visual inspiration of the indomitable human spirit.
El año 2020 y la pandemia y la cuarentena forzaron cierres que detuvieron abruptamente la vida de todos. Un grupo profundamente afectado fue el del atletismo de élite, y específicamente el ballet preprofesional. Antes de la pandemia, estos niños y niñas, incluyendo a mi hija, practicaban de 8 a 10 horas al día. Aunque los estudios se vieron obligados a cerrar, las bailarinas no podían dejar de practicar. Hacerlo habría sido tirar por la borda literalmente toda una vida de entrenamiento y sueños. Zoom se convirtió en una infeliz solución temporal que les devolvió cierta capacidad para la práctica y relativa normalidad. Sin embargo, el espacio constituía un reto. El mejor entorno era el diminuto balcón de nuestro apartamento. Inspiración visual del indomable espíritu humano.