As the pandemic worsened and I started working from home, it was difficult to accept that meetings for the indefinite future would occur over Zoom. As an introvert who overthinks every in-person interaction, Zoom opened up even more anxiety-driven questions: “Can they tell I’m making eye contact? Do I keep interrupting them? Are they upset?” To calm myself down, I took the opportunity to learn more about my colleagues, often through blind contours in my notebook. Who are they when everyone is watching? Are they just as anxious as me? In this exercise, I found humor and solidarity.
A medida que la pandemia empeoraba y comencé a trabajar en casa, era difícil aceptar que las reuniones para el futuro indefinido se realizarían por Zoom. Como una introvertida que piensa demasiado en cada interacción en persona, Zoom abrió más preguntas impulsadas por la ansiedad: “¿Pueden ver que estoy haciendo contacto visual? ¿Los sigo interrumpiendo? ¿Están molestos?” Para calmarme, aproveché la oportunidad para aprender más sobre mis colegas, a menudo a través de contornos ciegos en mi cuaderno. ¿Quiénes son cuando todo el mundo está mirando? ¿Están tan ansiosos como yo? En este ejercicio encontré humor y solidaridad.